El recuerdo de la voz de Violeta Parra en el magnetofón de bobinas de mi padre me perseguirá por siempre. Quiero confesarles que su canción quedó señalada muy dentro mi. Y años después, conocí sus versos, y vislumbré su belleza, su intensidad, poemas descubiertos por casualidad en algún libro de Bachillerato.
Hablo de Violeta porque ella daba así las gracias, de esta manera tan especial, y así ahora quisiera dárselas a todos Vds., a todos aquellos que me leen por ahí fuera: gracias por los comentarios recibidos a la anterior entrada en esta bitácora.
Y digo gracias, porque no hay mayor felicidad que compartir aquello que más remueve y cimenta el alma a un tiempo: ¿No les parece una contradicción entretenida?
Por eso les agradezco regalarme sus intensos espacios de tiempo, y leerme, y por supuesto, darme la vida.
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Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros, que cuando los abro,
Perfecto distingo lo negro del blanco,
Y en el alto cielo su fondo estrellado,
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
Graba noche y día grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
Y la voz tan tierna de mi bien amado.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
Me ha dado el sonido y el abecedario.
Con él las palabras que pienso y declaro,
"Madre,", "amigo," "hermano," y los alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados.
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos, montañas y llanos,
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón, que agita su marco.
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo.
Cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa, y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
Los dos materiales que forman mi canto,
Y el canto de ustedes que es el mismo canto.
Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
martes, mayo 23, 2006
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6 comentarios:
Pertenezco a una comunidad religiosa sita en la provincia de Albacete. Sus palabras, de viva voz del hermano Damián, resuenan plenas en el refectorio, salpimentando de belleza la humilde sopa de verduras y el chusco de pan, con que mantenemos las fuerzas para honrar al señor un día más.
Quería que lo supiera.
Agradezco vuestras palabras enormemente. Es para mi una enorme sorpresa encontrarme con nuevos lectores, lectores que saben apreciar la literatura.
Ayer me preguntaba si habían leído el primer capítulo de mi última novela, "LA TERAPIA": http://eloterodelalechuza.blogspot.com/2006/01/la-terapia.html
La novela está ambientada en un cenobio, en Santo Domingo de Silos.
Si lo desean, y me envían sus datos a esta dirección de correo: laterapia@gmail.com sería para mi un placer hacérsela llegar.
Gracias de nuevo.
Felix como siempres nos descubres otra puerta al placer de disfrutar la palabra. Fíjate si me la descubres que dando vueltas a lo que te comentaba, quiero volver a escribir textos cada vez más personales en mi rincón. Aunque fueras el único de mis lectores me sentiría agusto por tu enorme caudal literareo.
Una abrazo
Mientras eviscero las merluzas en el arrastrero, en pleno Gran Sol, vienen a mi sus versos como céfiro balsámico.
Cuando vuelva a recalar en Celeiro le enviaré un e-mail pidiéndole su novela.
No se olvide de nosotros: la mar siempre es un desafío.
Me ha sorprendido no encontrar una mención suya en el suplemento de El Pais de este domingo, en el reportaje titulado "Gente con poesía, tres generaciones de escritores que enganchan a los jóvenes".
Desde luego, me das tanta envidia con tu energía y tus mil ideas al tiempo, con tu mente a la velocidad del sonido que me doy hasta pena de mi raquitismo productivo.
Estoy con Gonzalo. Solo con un lector como tú, solo para tí por tanto, merece la pena escribir.
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