sábado, febrero 09, 2008

Romeo Had Juliette



Cogido por las perversas estrellas
y las líneas rectas del imperfecto mapa
que trajo Colón a N.Y.,
ni del este o del oeste
él la visitó vestido con su chaleco todo de cuero
y la tierra que chillaba, se estremecía hasta detenerse,
él, con su crucifijo de diamante en la oreja
ese que le ayudaba a conjurar el miedo
él, que había dejado su alma en el coche de alquiler de cualquiera,
dentro de sus pantalones escondía un trapo
para limpiar el desastre causado
en la vida del grácil cinturón de Julieta.

And romeo wanted juliette
And juliette wanted romeo
And romeo wanted juliette
And juliette wanted romeo

Romeo Rodríguez cuadra
sus hombros y jura mientras se desliza un peine a través de su negra cola de caballo,
estará pensando en la habitación solitaria
la pila que próxima a la cama hiede,
es entonces que otea su perfume con los ojos
y la voz de ella, que le parecía como si fuera de campana.
Fuera, en la calle, estarán vaporizando el crack
y los traficantes sueñan
con alguna uzi que apenas antes han estrenado.
Me gustaría poder golpear aquella farola
justo aquella, detrás mía, con este fuerte brazo,
dice el pequeño joey diaz,
hermano, dame otra pipa
esos vecinos del centro no son nada jodidamente buenos
y estos italianos necesitan una lección más,
el poli que murió en Harlem
¿te piensas que le habrían dado aviso?
pero yo estaba bailando cuando su sesos se despanzurraron por la acera.

And romeo had juliette
And juliette had her romeo
And romeo had Juliette
And juliette had her romeo

Guardaré toda Manhattan en una bolsa de basura
con latines escritos en ella que digan:
es duro aquí importar una mierda
y los de Manhattan se hunden y son como una roca
en el obsceno río Hudson, qué jodidos.
Ellos escribieron un libro entero sobre esto,
ellos contaron que era como la vieja Roma:
el perfume quemó sus ojos
y mientras, aún permanecía asido con fuerza a sus muslos
y algo refulgió por un minuto
y luego fue desvaneciéndose y luego, desapareció.