martes, mayo 30, 2006

La condición humana en Google Trends


Les quiero presentar mi nuevo juguete: www.google.com/trends

Su funcionamiento es muy interesante pues lleva la cuenta agrupada de las palabras que utilizamos todos en nuestras consultas al “sacro santorum”, es decir, a Google. ¿Increíble, verdad? Luego, mediante este servicio, podemos comprobar el éxito que tienen, lo de moda que están en la red (imagino que de allí proviene el nombre); es decir, cuanto son utilizadas por los internautas del mundo mundial y cuanto, por ende, nos importan los temas que hacen referencia. Así www.google.com/trends nos permite tomar el pulso al espíritu humano, y en cierta medida es un espejo de nuestros propios pensamientos: ¿pero qué tiene que ver todo esto con literatura y con mi página?

La gracia del asunto aparece cuando lo que hacemos es una comparativa entre una palabra y otra. Veamos. Pongamos, por ejemplo, si escribimos “amor, odio”, es decir, amor frente a odio: observamos claramente un resultado aparentemente interesante, pues la herramienta nos muestra aproximadamente una relación 5 a 1 a favor del vocablo amor (5 búsquedas de amor frente a 1 de odio). Ahora probemos con otros términos contrapuestos: verdad vs mentira, para descubrir una relación aproximada de 4 vs 1. Seguimos arañando nuestra investigación: ¿Y si elegimos muerte vs vida? Pues la brecha es mucho mayor: 1 vs 7. Uhm quién diría... nuestra red parece acusadamente vitalista, positiva. Bueno, una ricura, diría yo. Pero no se rían, no sean malos.

Ahora les invito a que elijan nuevos ejemplos contrapuestos:

Inténtelo Vds. mismo con estas dos palabras: guerra frente a paz. Verán desalentadoramente un ratio de 2 búsquedas de guerra contra una de paz. Parecemos mucho más interesados en matarnos que en pedirnos disculpas. ¿Y si elegimos felicidad vs dolor? ¡Encontramos una relación 1 frente a 10! ¿Y si ahora escogemos riqueza frente a pobreza? Imagínense cual es el vocablo más utilizado... pues gana de lleno la pobreza.

Hagan juego señores. Inventen sus palabras, construyan sus comparaciones. Muchas de ellas son evidentes (tv frente a libro), otras hermosas (padre frente a madre), otras intuyen reflejos sobre nuestra condición humana (inicio frente fin). El comentario de esta semana es abierto, ya me dirán por donde quedan sus pesquisas y que rincón del alma humana y su condición han husmeado.

Y que la suerte les acompañe.

martes, mayo 23, 2006

Gracias

El recuerdo de la voz de Violeta Parra en el magnetofón de bobinas de mi padre me perseguirá por siempre. Quiero confesarles que su canción quedó señalada muy dentro mi. Y años después, conocí sus versos, y vislumbré su belleza, su intensidad, poemas descubiertos por casualidad en algún libro de Bachillerato.

Hablo de Violeta porque ella daba así las gracias, de esta manera tan especial, y así ahora quisiera dárselas a todos Vds., a todos aquellos que me leen por ahí fuera: gracias por los comentarios recibidos a la anterior entrada en esta bitácora.

Y digo gracias, porque no hay mayor felicidad que compartir aquello que más remueve y cimenta el alma a un tiempo: ¿No les parece una contradicción entretenida?


Por eso les agradezco regalarme sus intensos espacios de tiempo, y leerme, y por supuesto, darme la vida.


_____

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros, que cuando los abro,
Perfecto distingo lo negro del blanco,
Y en el alto cielo su fondo estrellado,
Y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
Graba noche y día grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
Y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto,
Me ha dado el sonido y el abecedario.
Con él las palabras que pienso y declaro,
"Madre,", "amigo," "hermano," y los alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados.
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos, montañas y llanos,
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón, que agita su marco.
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo.
Cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa, y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
Los dos materiales que forman mi canto,
Y el canto de ustedes que es el mismo canto.

Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.

martes, mayo 16, 2006

Carpe Diem


Denme un respiro: a veces enciendo el ordenador y me nacen estas palabritas tontas.
Ya sé que son inútiles fanfarronadas. El poeta nace y muere castigando
las palabras. A veces me levanto e imagino que por leves instantes -no se lo
crean- fuera un escritor famoso, de novela, por supuesto. Que los desconocidos hicieran hasta cola en el Corte Inglés para leerme. Luego me doy cuenta que todo se corresponde a una turbia pesadilla de la que hay que despertar.

Pero, mientras, me enfado y presento una inútil dimisión no aceptada.
Y sobre todo, Carpe Diem, compañeros.

............

Les anuncio oficialmente que
hoy mismo me mudo,
dimito del oficio este de poeta magro
y me marcho,
emigro

digo bye bye:

Con la mochila de Bob Marley
o los petas de Rimbaud,

Del sueter obrero de Dylan
con los calzones plagiados del señor Machado,

A las galeras de Cervantes marcho,
me llevo mi rinoplastia de pirata
tal vez un abrigo prestado por Chopin

Barato malverso poemas,
los michelines
de mis sueños taimados

ojalá llueva donde yo me vaya
y que tengamos 2 copas de vino,
o la tumba parda para distraernos

Atrás dejo los amigos, parricidios
y tecnocracias

Palabras asesinas
Asesinos personalizados

Y hoy les dejo, salgo de casa, Dios mediante,

aquí les firmo:

Carpe diem.

jueves, mayo 04, 2006

LOS GENOCIDAS COTIDIANOS


Gonzalo, en su último post, habla del Genocidio Cotidiano (notar las mayúsculas) y del silencio de la sociedad actual. La verdad, dicha sea, tenemos poco tiempo ahora: nuestro afán consumista es entretenido, apenas nos permite concentrarnos en tales detalles (la muerte por hambre), que suelen colarse tan solo de rondón en los blogs de los escritores desconocidos como somos nosotros.

Diría que cada tragedia tiene su voces, y aquí,
en la Europa acomodada, como también dice Gonzalo,
se gastan 30 millones de euros en coliseos para
entrener nuestras conciencias. Y luego me dicen que la palabra no cuesta, y que es muy fácil ponerse a escribir y chacarrear como una vieja. Pero, ¿y si se hiciera el silencio? El más profundo y radical silencio por castigo: Vds. veran, pero yo no aguantaría, estaré hecho de otra fibra.

Ahí les dejo dos perlas: la primera, un atardecer en Urueña. Allí estuve con Gonzalo y él conoce la belleza que se encierra en esa comarca. Únicamente soportaré un silencio, y será el de la inmensa llanura que se otea desde sus murallas (imaginen mi lechuza reposada sobre uno de los cubos de la muralla). Y un poema, de Blas de Otero, que conmocionó mi infancia y que veinte años después, aún me hace temblar. También habla del genocidio cotidiano.

Mis ojos hablarían si mis labios
enmudecieran. Ciego quedaría,
y mi mano derecha seguiría
hablando, hablando, hablando.

Debo decir "He visto". Y me lo callo
apretando los ojos. Juraría
que no, que no le he visto. Y mentiría
hablando, hablando, hablando.

Pero debo callar y callar tanto,
hay tanto que decir, que cerraría
los ojos y estaría todo el día
hablando, hablando, hablando.

Dios me libre de ver lo que está claro.
Ah, qué tristeza. Me cercenaría
las manos. Y mi sangre seguiría
hablando, hablando, hablando.