jueves, diciembre 30, 2010

¡Manifiesto 2011!

Cuando por fin nos hallemos cansados de gruñir y de gritar, serán entonces los tiempos del trabajo prospero.

Porque de flagelarse únicamente se puede vivir un tiempo, como del sin-comer y del sin dormir tan sólo se adelgaza o se muere.

Que la sinrazón del pesimismo dura lo que dura un café caliente.

Que la razón de la prosperidad conduce sin límites al que forma progreso constante.

Los políticos pagan sus nóminas con lujurias y tesoros de préstamo. Hay discursos que son pagados por la miseria.

Hay veces que merece la pena decir “ya basta”. Que se nos oiga tan fuerte que no quepa espacio para juntar otras palabras distintas.

Y la fuerza se dirija a su sí rotundo.

Manifiesto mi interés por sumar y multiplicar y ser luz y devolver vida a la vida.

Pasad la palabra.


Feliz 2011

miércoles, diciembre 22, 2010

Navidad en el acantilado

Aquel tarde, desobedeciendo a sus padres, ella se sentó al borde mismo del acantilado. Dejó sus piernecillas mecerse sin fuerza, los cabellos amontonándose frente a sus ojos y la vista pegada al horizonte. Las nubes grises de diciembre se deslizaban cargadas de humedad y lluvias venideras. Aquella desbocada naturaleza hablaba por sí misma; le decía que tendría fuerzas para crecer, para llenarse de razones y lanzarse muy lejos y ser mejor. La pequeña niña no comprendía que su futuro, siempre dispuesto a llegar, tejía sus raíces en aquel preciso instante.

Si hubiera permanecido más tiempo el vendaval le abría arrojado al océano. Habría desaparecido entre las olas y su nombre habría sido borrado de la faz de la tierra: habría muerto ahogada. Pero aquella misma inspiración, aquella que le hizo alcanzar su oráculo enclavado entre los riscos, también fue quien le guió para abandonar el lugar y volver a casa, justo a tiempo para llegar a la cena de Navidad.