Recomendación cultural; en el Retiro pueden contemplar estos días una exposición de Sorolla sobre Castilla (os recomiendo visitarla siempre con luz de día, ya que la iluminación artificial de los cuadros desmerece los colores del pintor)
Esta Castilla que Antonio Machado glosara en sus versos. Que Azorín perfilara con su prosa. Que Unamuno abrasara en su pensamiento. Esta Castilla que va derramándose, desangrándose en hermosura, que triguea eterna, y que con los años, se nos envejece sin poder hacer nada. Mis pueblos se mueren. Ya lo sabéis.
Castilla es mi tierra. Yo me crié por aquellas lugares; no me preguntéis porqué, el otro día confesaba a mi amigo Santi que necesito ver siempre horizonte enfrente de mis ojos. Una línea sobre la cual reposar mis pensamientos. Él es un formidable leonés del norte, hombre de estructuras verticales, acostumbrado a las crestas, a los picachos, a la verdura. Yo, sin embargo, quisiera arrancar un trocito del páramo yermo para acercarlo a la ciudad.
León y Castilla, ambas tierras (y sin olvidar al Bierzo, otro día contaré cosas de él), salvando las fronteras políticas (que poco me importan), tienen en común un severo languidecimiento. Una penuria que dura ya varios siglos.
Soy emigrante. Marché de mi tierra. Por cobardía, tal vez. Por necesidad, seguro. Ahora me acoge una urbe, calzada de asfalto, de contaminación: es Madrid. Y los viejecitos, en aquellos pueblos permanentemente olvidados de la meseta y las montañas que rodean a Castilla, se nos mueren. Las casitas de adobe. Los palomares de Valladolid. Los trigales. Los visitamos de vacaciones, y nos sonríen, son gente honesta, sencilla, que no esperan más de la vida cuando ésta les ha pegado tantos revolcones. Llegamos ruidosos, con nuestros vehículos diesel ultramodernos y cuando nos queremos dar cuenta, marchamos en caravana. Y haya se quedan otra vez solos.
Para finalizar, otra recomendación: si tienen algún tiempo, tomen el camino de Támara de Campos, en la provincia de Palencia, muy cerca de Fromista. En 1039, tuvo lugar allí una singular batalla, que produjo la primera unión de castellanos y leoneses. La villa, ensartada en la historia, conserva tesoros singulares como el órgano de San Hipólito. Por cierto, está iglesia estuvo a punto de desaparecer hace una década.
Retratos de lo que fue una tierra de héroes. A caballo por la meseta. Una tierra, ahora frágil. No lo olviden.
Título del cuadro de Sorolla: "Tormenta en Peñalara. Segovia."
domingo, mayo 22, 2005
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7 comentarios:
Este Felix si que es un auténtico caleidoscopio. Ahora se nos transustancia en defensor de las desnudas lomas, del chopo solitario, del pecho de hombre de tierra, del roquedal, del arroyo culebrero, del cereal que verdea en cien matices.
Leyéndote me encuentro a mi mismo. Yo también necesito ver horizontes, las montañas me gustan pero me terminan aprisionando.
A mí me pasa al revés, me gustan las llanuras castellanas pero donde me siento más viva y más libre es entre las montañas del Pirineo. Cuestión de ancestros, supongo.
Aun así, conozco bien Castilla, y me ha entrado morriña con tu texto, Félix.
La emoción del mar de tierra que se admira desde la muralla de Urueña es increíble, para mi corazón superior a la que experimento con el mar real, porque esas tierras están unidas a los veranos de mi infancia y mi juventud. Sé que habrá días en mi vida en que las necesitaré desesperadamente y otros en que la melancolía y las tristezas me lleven a alejarme de mi propio espejo.
No sé si sabéis que la Junta va a invertir en Urueña para hacer la "Villa del Libro", un proyecto a priori muy interesante. Ese sí que sería un sitio simbólico para reunirnos dentro de unos añitos si esta historia sobrevive. La casa de verano de mi pueblo está a muy pocos kilómetros y sus viejas paredes estarían honradas con vosotros.
Coincido con Juan Carlos en su descripción sentimental de Urueña. ¡Curioso que hayan tenido que pasar más de una década para descubrir que teníamos querencias compartidas!
No me parece mal sitio para reservar una sala en una de las fondas o restaurantes y celebrar un encuentro cuando la cosa avance.
Un abrazo.
Tiene muy buena pinta, apuntadlo para que no nos olvidemos
Vaya vaya, me voy a cuidar a mi padre enfermo y se organiza una futura reunión cuando seamos conocidos o encarcelados por poetas malditos. Bueno, encarcelados no, que si no, no existe forma de estar en esa reunión. Pero eso sí, tenemos que estar todos, como el club de los 12 apostoles de Cambridge, no valdrá si falta alguién. Cada uno llevará un texto propio, y otro de algún autor.
Investiga eso de la ciudad del libro Juan Carlos, puede haber ideas interesantes.
Sobre el Texto no digo nada porque viajo de Soria a Valladolid semanalmente, y ancha es Castilla, y el Duero al sol hermoso.
http://lavidapublica.blogspot.com/2005/06/desde-la-muralla-en-uruea.html
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