domingo, abril 24, 2005

CIERRO LA PUERTA DEL CAFÉ.

Hoy cierro la puerta del café - ojos navajas hierros ardientes - te veo como te vi aquella vez y me fijo como siempre como si la nieve almacenada hubiera de continuarnos por los siglos digo que me fijo en tus manos

Tus fuertes dedos

Al estrecharse y retorcerse la pose de marinero o tal vez leyendo el diario sección deportiva concentrado no serviría de nada chistarte repasando las últimas clasificaciones y tu Habana reposado sin hielo mito de film postal de silencio

Tu voz canosa imaginada

Oye qué me decías de noticias de los amigos perdidos o de la lluvia tornasolada últimas palabras arrastradas esa noche de no se sabe donde que coincidimos te miraba con las pupilas de Chavela - y te reías otra vez - tal vez inocente reposando los pasos

Tu calor angosto

Me estrellaba en los rincones allí donde tu ibas escondiéndote porque mirando tras esa corbata manchada eran los chistes groseros que tonta de mi no supe ver el aroma del tabaco o la noche gris abierta eras tu sentado casi donde ahora mismito te veo rezongando las disculpas sabiéndote buen amante – de veras de veras susurrabas –

Tu corazón abismal

Al que me asomaba sin pasarela diablo con dientes y cielo de sales decías cosas cabriolas caracolas olas y diamantes tan delicados como no deshacer mi boca y perseguir por la barra tus pasos un calor asfixiante y voces amigas que saludaba al quite desvergonzada – madre mía que sonrojo – arrojarte una manada de miradas abusando del momento

Tu bebías mi azorado escote

Como quizás ahora lo hagas a tantas otras pero aquella vez era toda mía no dudando la noche las altas horas mi pelo suelto entre tus dedos – agitando el trago – o la tonada que silbabas pegadiza

Entregándonos

Dijiste palabras bellas dijiste y me llenaste de voces irrepetibles tu americana lúcida donde escondías notas y direcciones de compatriotas – venga por ti esta última – donde me invitaste

Al cielo de estrellas

Eran las tantas y no podía arrancarme de tu cabeza no cesaba de arrastrarme tu son tu grito contenido o tal vez un hielo iceberg en mi pecho que habías mermado bailando desnudo en mi sueños de la pista del dance o la cafetería esperando

Tu llegada

Fueron días con horas irrepetibles Dios mío errantes llegando al trabajo tarde ardiéndome el pecho olvidándome de los compañeros solos tú y yo juntitos caminando a las diez borrachos perdidos pero qué le vamos a hacer

Si tu tiempo

Se me hizo tan breve tan inmediato sabes que todavía conservo tus estúpidos regalos como algo irrepetible no hay año nuevo que no recuerde tu pasión y tu beso la despedida que no entendí más tarde sí amargo caramelo sí caduco sí el final a tu manera de vivir

Nuestras vidas

Disjuntas al abrir la puerta del café tú sentado en otra mesa calor y música desconocida para una chica fuera de su ambiente y me saludas con tus ojos extraños lamento no fusilarte no herirte de muerte cerbatana al interior hierro en tus hombros acero simiente nuestras vidas se cruzaron en los bares y fueron de nieve ojalá tuviera mente de glaciar y de verte



Me permitieses al menos compartir un silencio y de rencor alguna copa de camaradería al menos alguna copa al menos.

2 comentarios:

GVG dijo...

Genial Felix, calidad 5 estrellas diría, consigues hacer con el ritmo de las palabras -sin necesidad alguna de puntación- lo que quieres, como si fueran olas las que se escuchan mientras se lee tu texto, o fueran las propias olas las que lo recitan en una playa.
Con esta calidad si hay una oportunidad para nosotros si consiguen leer estos textos maravillosos.

Juan Carlos dijo...

Sabemos que esta forma de escribir tuya puede costar a algunos lectores, pero impregna las historias de un tiempo y una sensibilidad enorme.