martes, octubre 30, 2007

Hoy en el paraíso hace frío.


Será por el tráfico, por los tubos de neón armados, por el neopreno de los cipreses, por la noche que se nos desvela toda, por la soledad, por la intemperie.

(Hoy en el paraíso hace frío.)

Y los orgullosos ejecutivos que se masturban en las higueras, y nos ofrecen sus miserias porque no tienen otra causa en venta, y todos somos inmigrantes de tierra ajena y cambiaría mis tesoros por la gran piedra filosofal y con su toque certero para poder irnos todos de farra.

(Hoy en el paraíso hace frío.)

Porque la lluvia llega tarde y es demasiado costoso impedirlo, porque los niños lloran por la noche y no tenemos apenas tiempo para consolarlos, porque todo guarda su precio preciso y cuando llegamos al trabajo me lloran los ojos y el olvido duele y tiene nombre asignado.

(Hoy en el paraíso hace frío.)

Es inútil viajar desnudo, es cruel amamantar para después soportar el destete y cuando la mesa esté puesta para dos nunca seremos quince ni podremos serlo jamás. Para cuando todo alcance su justo sé que me arrancaría un ojo si fuera preciso alquilar un billete de vuelta al paraíso, aunque nunca lo usaré, lo sé, porque es de un solo pasaje y el retorno no me será permitido.

(Hoy en el paraíso hace frío.)


Porque escribir es un horror certero, una agotadora tarea que describo con orgullo. Porque es una condena en la que nunca participas, un horror que sabe a mar, a arrecife no visitado, quisiera olvidar las mil historias de la tormenta.

2 comentarios:

israel villaescusa mendo dijo...

Hoy en el paraiso ha llovido, y llueven ausencias aún cuando se respira el olor de la vida nueva. No te duela escribir, que más nos duele a los demás tu silencio.

Anónimo dijo...

Debería de estar prohibido. Ser ilegal, por ir contra el interés público, las buenas construmbres o y los principios generales del derecho.

Sí. Debería de estar prohibido llorar en el paraíso.

¿Qué nos pasa? ¿Por qué no es bastante el paraiso? ¿Qué nos pasa? ¿Qué queremos?: Más. Todos queremos más dice el folklore... Más y más, y mucho más... Habrá que convertirse en zen y renuciar al deseo...