domingo, enero 28, 2007
Perversión (I)
(tiempo de lectura: 2')
La historia de la perversión es un camino torcido cuando no quizás umbrío y torvo.
Tomemos, por ejemplo, la pieza anónima, “Propium miase in epiphania domini” siendo reverenciada por los vates(*) al calor de la lumbre medieval, en un altozano o en la cripta de un monasterio azotado por el cierzo. La monodía de las voces debiera seducirlos, y ellos halagarían su equilibrio y contención estética, por supuesto, pero que hay de escarbar más allá para alcanzar su verdadero y último sentido: el amor humano retado por el otro, el amor eterno, lo divino y lo postrero relamiéndose. Cuando el mundo cristiano negaba lo físico lo hacía por el temor al abandono sexual cotidiano, a la cópula codiciada no permitida, y era como el préstamo del usurero que les permitiría viajar al burgo y de paso visitar las barraganas: en sí mismo constituía la parafilia máxima. Imaginemos a los poetas atormentados por las voces del coro, guiando poco a poco la antífona en sus mentes, mientras rozaban con descuido los ropajes de las damas al abandonar el templo. Quien se explicaba luego lo hacía sin alcanzar el cogollo real del asunto y los vates(*), al vilipendiar la pieza, olvidaban explicar cómo temblaron sus cuerpos aquella precisa tarde: no era de frío, tampoco del sentir el sostenido aleluya, del fraseo o sus versos de la pieza musical. Porque eran aquellos ropajes ominosos de las mujeres con sus telas gruesas, las mujeres de los otros, de los campesinos, de los jornaleros, mujeres de mirada huida y escondida. Detrás de la música, detrás de la celebración religiosa, justo detrás del “Propium miase in epiphania domini” ellas se les aparecían, y ellos, eran el macho cabrío emplazado, torciendo la música y su hermosura en el pecado, en lo su sucio, en lo ímprobo.
(* En el original se leía por error "váteres")
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4 comentarios:
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Pues no acabo de entender que pintan los váteres en todo esto. Yo, en los váteres hago aguas menores y/o aguas mayores, pero que yo sepa los inodoros no cantan tonadas del medioevo.
Francamente, sospecho que este texto sea un propaganda subliminal de una firma comercial de sanitarios... Qué si no. Con tanto váter cantando.
Tampoco he entendido lo del sexo, eso de las barraganas, pero bueno, eso si puede que tenga que ver con los váteres, yo, sin ir más lejos, una vez practique sexo sentado en el váter de un garito.
Por todo lo demás, me ha gustado mucho su texto.
Estimados lectores: me averguenzo o me río.
Donde quise decir, digo: donde dije "váteres" (sobra explicar su significado) quería decir "vates" (poeta).
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