viernes, julio 28, 2006
La lechuza vuela de vacaciones
La lechuza vuela de vacaciones. Agosto es un mes de asueto, de relajo. Un mes donde cierran hasta las ventanillas de los blogs.
A modo de asueto (que no adiós), les dejo con dos noticias: Mi último poema, publicado en la genial Ariadna, en su último número de verano. Y para los amantes de la prosa, otro pequeño avance de mi próxima novela, Spanish Texas.
¡Qué lo disfruten y a remojarse bien!
(tiempo estiamdo de lectura, 5')
Julián mira su reloj, son las 22.30 horas. La esfera reluce y las manecillas disparatadas no paran de dar vueltas, torpes y locas. Y siente un gran calor aprisionándole las sienes. Parecieran las arenas del desierto. También siente cierta humedad que le huye por los muslos, siempre más arriba. Siempre. Y un cansancio sepulcral que le estuviera arrebatando las piernas. La habitación es negra, un pozo, la nocturnidad misma. Maldice a Haruna, a la negra bruja, por aquel horripilante mejunje que lo ha intoxicado, que le derrumba: es el puto «Yambó», dice para sí.
Se hecha una mano a la cintura: está completamente desnudo. Y siente que de la oscuridad, una cabeza se bambolea entre sus piernas, como si una boca le aprisionara el miembro viril, le sobetease la piel del escroto, una lengua le restregase los huevecillos y unos dedos le manipularán los testículos peludos. Aquellos malabares le arrancan un gemido entrecortado por la tos. Siente como si allí mismo, un poco más abajo, una mujer le estuviera haciendo una mamada, una paja o como quiera que se llame aquel sorbeteo tontiloco. Sí, siente los labios de aquella mujer asimilando sus líquidos y de cuando en cuando una respiración honda, el valido o respingo del cordero enfermo. Piensa con sorna que la pobre Haruna seguramente no debiera tomarse tantas libertades con los nuevos clientes, aún después de haberlos dejados semiinconscientes con su brebaje nigromántico del «Yambó»... aunque quién sabe, tal acto quizás se lo cobrara después como servicios extras. Julián sonríe, en la oscuridad palpa hasta encontrar la cabeza de la mujer que sujeta para acompasar su movimiento a voluntad. Que gozada de hembra. Imagina un foco que alumbrase a la negra en su escenario, en su atril del vicio, a la actriz o meretriz amortizada por las grasas, sus enormes ojos encendidos como dos yescas, su enorme pandero oscilando tembloroso, acompañando la danza hirsuta, sus dedazos morcilleros, sus uñas largas y postizas adornadas de pura fantasía, todo podía ser si se taladrase aquella oscuridad pétrea y horrorosa. Pero luego se da cuenta de que algo falla. Tardó tiempo pero al fin pudo comprender que aquella mujer no era precisamente Haruna. No podía ser ella. Porque tenía el pelo liso, el cabello que se le descolgaba hasta la cintura, suave o más precisamente delicado, y algunos mechones que se alcanzan más abajo del cuello, y no el pelo rabioso y trenzado de una negra; no sería tampoco aquél el cabezón oval de la bruja, ni sus enormes hombros, hombros de porteadores de navío, sino un cráneo tocado por formas delicadas, levemente apepinadas, donde el mentón le sobresalía y no era la cara de pelota de la medium. Y finalmente, la manera de chupársela, eso también lo conocía, y como. Aquello contenía una rabia, una furia que no sabía explicar, que no respondía al juego hostil y resabiado de las putas, porque, y le vino a la cabeza como una exhalación, aquella mamada no podía ser sino clasificada como parte de un puro acto de amor.
Tira del pelo para alzar y atraer la cabeza de la mujer. La mirada se cruza con la suya, polarizada por una distancia absurda, como si fuera una película en blanco y negro, proyectada a miles de kilómetros de distancia, una realidad en la cual Julián se hubiera colado de torpe «partenaire». No era Haruna, y sí una jovencita blanca, pálida como la luna, que le miraba desde un punto muy próximo a sus ingles. Entonces ambos gritan, la mujer lo hace aún más, y no se reconocen, quizás porque es imposible que se conozcan, quizás porque ella nunca le ha visto antes ni le verá nunca después, quizás porque Julián conoció aquel rostro de unas pocas fotos y a aquella mujer se la suponía muerta en aquel preciso instante, y es el propio rostro, el cuerpo mismo, la cadavérica bilocación de Laura, que debiera estar descomponiéndose pasto de los gusanos, quien se le aparece ahora y allí mismo para joder con él, o tal vez, amar a Julián con aquella fuerza salvaje de los arrancados de la ultratumba.
Julián cierra los ojos con fuerza. Se lleva las manos a la cabeza, y se tapa las orejas, como evitando escuchar sus pensamientos, se levanta, huye en pos de una esquina enloquecido, dónde quiera que pueda esconderse del especto, y se golpea accidentalmente el cráneo con una lámpara, cae rodando. Unos pasos se acercan, él se acurruca asustando, se hace un nudo. Con fuerza descomunal le desenlazan las manos, encienden un mechero enfrente de sus ojos.
-¡Qué joder te está pasando ahora!
Ahora es Haruna, que regresa desnuda, monstruosa, sus pechos descolgados, su celulitis y su piel negra, que le mira y le pregunta con indignación mientras blande un inmenso consolador fosforescente.
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11 comentarios:
Ardo en deseos de saber qué hará la gran cerda arcana con el vibrador fosfórico.
Sugerencias de anos masculinos anormalmente dilatados, debido a que el lugar que habitualmente ocupa el zurullo lábil sea suplantado por el recio instrumento de latex y plástico, me atornillan el subconsciente.
¡Oh! Qué hará la negra putangana... Ni imaginarme quiero las aberrantes gochadas que sufrirá Julián... Qué delicia...
A dónde marchó la inocente succionadora de semen... No será tan tibia la rubia... La que engulle esperma de esa manera algo de zorrita deprabada tiene.
Yo también estoy bajo el influjo de la pomarrosa. Yo también transito el sendero secreto de los orixás eternos. Soy un animal sagrado. Soy un pedazo de carne humedecido. No hay fluido humano, sólido o líquido, útil o deshecho, que no me provoque una sed y un hambre horrible. Soy el que os mastica los corazones puesto de cuclillas encima vuestro, al tiempo que micciona, defeca y deyecta, sobre vuestras vísceras candentes, lo más excelso que genera.
¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!
La pomarrosa... La pomarrosa...
¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!
Dueño es Oshún La pomarrosa es muy temida de los mayomberos que poseen una “ganga judía”, pues se considera como “mata brujo”. Por ello, el que anda con “ganga judía” no puede ni mirar una semilla de pomarrosa. Ésta no se mienta en casa del gangulero para que no huya su “nfúmbi”. Si intencionalmente, se le da de comer al “ mkombo falo nganga” (al médium), el muerto malo no lo “monta”, no viene. La savia se utiliza para corregir al mal olor de la nariz. La raíz tiene “bracia”.
I cannot read the blog, so I just say 'Hello I was here'.
Kind regards from The Netherlands!
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al párroco pacato, en las escaleras del templo gótico, especiando de miel el aire que separaba a ambos:
-Padre... Padre... Quiero comulgar. Sí...
-La Eucaristía es dentro de tres cuartos de hora, hija, puedes esperar y...
-No padre... Ahora...
-¿A que responde esta urgencia en recibir el Cuerpo de Cristo?
- No sé...- Una corriente de aire frío arremolinó los restos de envoltorios desperdigados por la escalinata, viento que erizó los pezones de la núbil, respuesta somática al cambio térmico que al ser percatada por el sacerdote le endureció la verga... - Es una necesidad de tenerlo en mis labios... - Empezó a explicar. - Dentro mio... - Calló entonces un momento, bajó la cara al suelo y la subió de nuevo, una voz distinta salía de ese delicado cuerpo, otra faz luchaba por esculpirse en el rostro inocente... - Pero no por éstos... - Continuó cruzando la mueca de su boca con el dedo índice, igual que si ordenara silencio... - Por los de abajo, por los del coño.
Espetado lo cual, la muchaha se llevó las manos al pubis, como hiciera Mikel Jackson a finales del siglo XX, ese cantate negro que para parecerse a Peter Pan se tintaba la piel de blanco y se jodía a niños tiernos.
La verga del pater entró en aquel jugoso chumino unos segundos después que la ostia. Los empellones partieron la galleta que, al mezclarse con la lefa, formó la pasta de una nueva bechamel de nuevas gozosas croquetas.
Ella gritó al correse por cuarta vez y gimió cuando el pater le sacó la poya. Ella sonrió por un momento y separando las piernas, se metió dos dedos en la raja y se sacó la salsa de amor místico.
Se restregó el ano y se introdujo parte de la pasta por él. Al sacarlo se lo pasó a los labios del cura que apuró los sabores de la hembra mezclados con el hijo del hombre hecho carne.
¡Hummm! Que gozosa gochada en la parroquia de sana Clara.
que eso fue lo acontecido. Y que de aquella tormenta vino este lodo. Pues de la pasta básica formada por el pan de dios y los jugos líbidos de sacerdote y joven, bien macerada dentro del culo de la virgen, al amor de sus heces, nació en el año de 6/6/6666 del antiguo orden, día 0 del mes 0 del año 0 a las 0 horas de nuestra era.
Es llegado el tiempo.
esta usted muy vago para lo trabajador que es siempre.
¡¡¡ Que vuelva la lechuza yaaa !!!
Son unos pajilleros terminales.
Plasman en palabras todo lo que no se atreven a llevar a cabo con su pareja.
Qué lástima... No saben lo que se pierden...
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