Ayer nos reestructuramos, ¡otra vez! Estas grandes empresas más que empresas son ahora culebras retorcidas, algunas de ellas enfermas, histriónicas. La lechuza eleva su vuelo y sueña, sueña, y de madrugada se libera de la prisión dorada, cárcel de presos, condena por arrancar las monedas que nos alimentan. Huye.
Y mucha suerte que tenemos trabajo, no hay que quejarse tanto. Otros sueñan con él.
Les dejo con el inmortal Segismundo, que creo que también sabía mucho de todo esto que me pasa hoy.
1 comentario:
sabes lo eternamente precioso que es beber un vaso de agua cuando tienes sed...
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