jueves, septiembre 06, 2007


Maribi
ya te duermes de veras,
entre los pinos o las amapolas
con lavanda cercada en los cabellos,
con tu pelo ensortijado
con tu sonrisa de perla iluminada.


Te recuerdo alta y poderosa
capaz de conmover toda la noche,
solemne como el cierzo buscando su cueva guarecida,
dura como la lluvia que para y empapa los rincones.


Recuerdo tus palabras de un tiempo firme y precipitado
cuando aprendí que solo somos tesón,
que nuestros sueños alimentan la vida
que tenemos fe donde
el dolor participa de su vital deseo,
y que somos un camino
y nos corresponde recorrerlo a ciegas,


con la intensidad del gamo perseguido,
del amante que ama sin saber que será del final
amanecido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno, compañero!