Tras el funeral, que fue más bien breve, Mikelow paseó hasta llegar a los muelles del “Wide-end”. Los rallos cansinos del mes de marzo se desconchaban en los rizos grises y cobalto del río Hudson. Las gaviotas penduleaban ociosas sobre los mástiles de los pesqueros o las cisternas-ataud de los petroleros, camino del Golfo.
Como si el silencio hubiera llenado los recovecos y estancias nínfulas del corazón, el río se agostaba, se interrumpía mansamente y alcanzaba las aguas del Atlántico. Se asomó a la barandilla, al final del paseo: a sus pies, un pequeño dique, y al fondo, una pequeña embarcación, pintada a franjas negras y rojas, donde el capitán esperaba pacientemente la llegada de su presa. Se pasó, quién sabe cuántas horas, días, hipnotizando el horizonte de fondo. Todo fue en vano.
El tiempo se había consumido por completo, apenas restaba el justo instante para entonar la oración de Caronte.
viernes, marzo 03, 2006
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5 comentarios:
Si supierais cuánto os quiero,
a todos y cada uno de vosotros,
crisálidas benditas,
asilos de potencias infinitas.
Si supierais lo caros que sois a mis ojos: únicos, irrepetibles, especiales, intransferibles, singulares, inenarrables, paradójicos.
Si supierais lo que os amo,
respetando lo que sois,
esperando lo que podríais llegar a ser.
Amor...
Amor de madre felina que peina a lametones la cabellera de su prole.
Amor de yihadista que abraza extasiado su cinturón de explosivos.
Amor asintótico de Cristo crucificado.
Amor de amante solícito que rinde el usufructo de su cuerpo.
Amor de místico, entre lo divino y el masoquismo.
Amor de enamorado adolescente hiper-hormonado: el verdadero.
Amor de senectud, o la adaptación del individuo al medio.
Amor de idealista... ¡Qué atrevida es la ignorancia!
Amor de Dios... Pues como no me lo diga, no me entero.
Amor por Dios, me parece bien siempre que a mi no me duela.
Amor...
Amor... El elemento más abundante del tergiverso.
Y sin embargo: Amor.
El primer párrafo Felix me parece perfecto para comenzar una novela negra, propia de los méjores autores, con un halo de misterio y a la vez de claridad en las acciones del personaje. Acompañado de ese misterio que trae el aire oscuro en el ambiente.
Por cierto El sabio Frestón, me gusta y mucho a veces, deberías hacerle una sección con sus mejores comentarios. Creatividad, mucha creatividad.
Doctor, las píldoras de Mikelow causan en mi efectos contradictorios. Por un lado su inmediata ingestion provoca un estado de paz y reconfortamiento, pero a los pocos segundos su rápida disolución lleva a un estado de ansia por tomar alguna más. Creo que se hace necesario un tratamiento más exhaustivo, aunque raye en la sobredosis. Asumo las consecuencias...
¡Viva Mikelow!
Tú si que eres el mejor de nuestra generación.
Todos con Juan Carlos: ¡Viva Mikelow!
¿Es el principio de un texto largo?
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