jueves, febrero 19, 2009

La muerte en directo

Cuando la muerte me llame que me lo suplique en hinojos, que sea rápido e indoloro…Y en privado. Pero hay mucha gente que no piensa exactamente así, por ejemplo, Jade Goody. Pero esto ya lo había visto yo antes, que la idea es original de Taberner y su “Muerte en Directo”.
Saben, a vueltas con mi reflexión sobre los medios, que la chica se nos case en directo y exhiba su enfermedad terminal no me seduce ni me escandaliza. El otro día, mientras tomaba café y esperaba no sé qué, en la tele alguien tuvo la feliz idea de proyectar lo siguiente: habían atropellado un perro cruzando una autopista en el marasmo de la circulación, otro perrillo (¿su compañero, su amante?), se esforzaba por arrastrar el cadáver fuera de la calzada… al verlo, un escalofrío se instaló en mi corazón. Un animal exhibiendo un sentimiento tan profundo.. ¿tan humano? No quiero decir con esto que la pobre de Jade Goody sea una mal bestia, o una madre interesada (como dicen) que vende su intimidad para salvaguardar la prole tras su muerte. No lo sé. Hubo un tiempo que intelectualmente vendía este tipo de escándalo, el exceso, la contrapuesta, la pornografía social, eran los tiempos de Taberner (que por cierto, no supo tampoco explotar). Ahora todo esto huele a pan de circo. A hoja caída que se pudre y que pagamos por pisar. A pelea de perro.

Cuando nuestra privacidad se mensura y se le pone un PVP y se acepta su mercadeo, pues eso, es un producto más. Nada más. Eso tiene el valor que tiene. Otra cosa es el valor del que se agarra al asiento y pretende hacer de este entretenimiento su mejor calidad y modo de ocio para vivir. Valoremos cómo nos gusta divertirnos si no queremos terminar con las neuronas secas y refritas. Entonces quizás, este mercado será un mercado “vacío” (y a ver qué publicista lo esponsoriza entonces) al utilizar este botón del mando, aquel tan guapo y apenas gastado por nosotros donde se lee “OFF”.



«No digamos la palabra del canto,
cantemos. Alrededor de los huesos,
en los panteones, cantemos.
Al lado de los agonizantes,
de las parturientas, de los quebrados, de los presos,
de los trabajadores, cantemos.
Bailemos, bebamos, violemos.
Ronda del fuego, círculo de sombras,
con los brazos en alto, que la muerte llega.» (Sabines)

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