miércoles, marzo 29, 2006

¿Por dónde andará mi amigo Rafa? Todavía conservo sus versos, de una humanidad longeva y despreocupada. Hoy pregunté a Google y me dice (que todo lo sabe), que sí, que aún sigue allí, en Valladolid, mi tierra, atareado con sus cosas, con las de siempre, volcando con la gente y todo lo social.

El poeta Rafael Valdivieso hace más de una década me enseñó que la poesía se compromete siempre con la realidad. Le producían jocosidad los versos pulidos y bastardillos que se estudiaban en la Universidad, los profesores enfangados en la especulación crítica, etc. Es un hombre arremangado con los problemas que más nos duelen, y para él, las palabras no son sino la radiografía más pura y diáfana de lo cotidiano, de lo feo, pero sobre todo, de lo humano. Del hombre, fulanito de tal, que se estremece por el día a día. Por eso le encantaba (y supongo que le encanta) hablar con la gente, la gente más anónima y normal, y en cada uno de sus retratos, enfocar nuestras pequeñas cosas que nos mueven.

Espero algún día volver a cruzarme con sus versos.


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Cuando deseo tocarte
todas las moscas resultan odiosas
en torno a tu cuerpo.

a veces intento espantarlas de tus labios

con un beso rabioso,
pero tú no me sigues
y me pones en las manos
un montoncito de diminutos cadáveres.

Luego, cuando se ha hecho de noche
y estoy solo y confundido,
recuento lentamente mi secreto botín
de antiquísimos insectos.

Rafael Valdivieso (de Papel de Envolver)

Poetas,
no hay problemas:
todo va de puta madre...

¿Todo va de puta madre?
Tó..vá..pú..má
....do..de..ta..dre.

¡Todo va de puta madre!
¡Qué trocaico tan sutil!

Rafael Valdivieso Ortega
(de "Papel de envolver", Ediciones Errorodio Erroramo)

martes, marzo 21, 2006

El cromosoma de Javier Krahe


Hoy escuché lo siguiente por Radio3: El día 23 de Marzo se estrena “Esta no es la vida privada de Javier Krahe”.

Y no es para menos celebrarlo. Cuesta escuchar voces que la naftalina, las discográficas y la publicidad no hayan transustanciado con los años -con perdón del agua y del vino-. Pocos son los afortunados, pero quedan -pocos- artistas que luchan por permanecer siendo ellos mismos, pese a que las habitaciones de la fama les abandonen, pese a que nos los representen agostados por los años. Y Javier Krae es un poeta de esta guisa, de este cromosoma.

La buena madera permanece. No la derrumba la carcoma. Como dijo un buen mío: y el tiempo que lo vea...

Como brindis, os dejo con el por siempre conocido poema-canción, EL CROMOSOMA (¿adivináis por qué?), tomado de su ya celebérrimo disco-actuación “LA MANDRÁGORA”.
Y otro día hablaremos de Sabina.

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lectura: 3 minutos

Hace tiempo que me importa un comino
que el último jalón de mi camino
caiga lejos de Roma
hace tiempo no juego al acertijo
tan esdrújulo de un padre y un hijo
y una blanca paloma

Y lo cierto es que no me desespero
desde el día en que al célebre madero
lo comió la carcoma
pero si me preguntan y lo digo
aparte de algún que otro íntimo amigo
todos creen que es broma

Y como con eso no se bromea
esperan que dios me dé con la tea
de churruscar Sodoma
o que al menos diga yo reconfortante
que me he hecho mahometano o protestante
hablamos otro idioma

Pues nada más que eso me faltaba
que tuviera que asirme a la chilaba
del profeta Mahoma
ni a tripa de Lutero ni aún de Buda
prefiero caminar con una duda
que con un mal axioma

Porque dudo que al final de este asunto
la cosa no se acabe con un punto
si no con punto y coma
y no espero un cielo o un infierno
no más confío en que seré algo eterno
gracias al cromosoma

Tranquilo puedo vivirme mi historia
sabiendo que a las puertas de la gloria
mi nariz no se asoma
la muerte no me llena de tristeza
las flores que saldrán por mi cabeza
algo darán de aroma.

lunes, marzo 13, 2006

El cadáver exquisito


¡Amables lectores de Caleidoscopio de ideas !

¡Recobren la cordura con la dosis precisa de nuestro nuevo
cadáver exquisito!

Nuestra pequeña tramoya literaria tiene el honor de invitarles al segundo número, que a tal fin hemos titulado de esta guisa.

Para incitar a su lectura y posterior digestión, ahí les dejo con nuestra editorial, a modo de frugal aperitivo.

Si pinchan en
nuestra revista, podrán suscribirse a ella, o mejor, reenviarla a su mejor amigo (o enemigo) para que pueda recibir los próximos números.

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“Le cadavre exquis boira du nouveau vin”, que quiere decir: “El cadáver exquisito beberá el nuevo vino”.

Bueno... o casi todo, siempre que tengamos cuidado con los denostados excesos y no conduzcamos. Además, por ahí escuché que la frase había inaugurado la susodicha técnica surrealista del “cadáver exquisito”. En Wikipedia nos hablan de cómo se utiliza: los jugadores escriben una secuencia de relatos tal que cada narrador deberá continuar lo escrito anteriormente por otro. El resultado, un colage de imágenes. Un cuadro pictórico, un “caleidoscopio” seriado.

Ni mucho menos en nuestra humilde publicación hemos tomado al pie de la letra la famosa técnica, pero, por lo menos, nos ha inspirado en su esencia: no busquen un ligazón a los textos, nuestro pegamento existencial es sutil, vago, pero eso sí, es una apuesta o experimento absurdo por vislumbrar los paseos de la existencia.
Tomen asiento, pues, resérvense algunos minutos de su apretada agenda o rastreen ociosamente por nuestras secciones de Poesía, Cocina literaria y Prosa. Escarben las pupilas. Por allá entran los músicos con sus timbales y los actores y corifeos ensayando sus papelitos en esta representación.
El telón se alza.

miércoles, marzo 08, 2006

Dije sí.

Este poema lo escribí hace años, pero conserva su fuerza y
también su misería y negación (por contraposición al título sarcástico).

Habla de caretas puestas al descubierto
y también de otras, muy ocultas dentro de nosotros, que nunca desvelamos. Estas, precisamente, son las peores.

Perdonadme por no haber escrito algo nuevo: la lechuza está últimamente confinada en su oficina-claustro de cristal.

De verás dije sí mil veces /
(hechizado)

de veras recogí correctos excrementos
y los canjeé por ilusiones /

me convertí en payaso de tijeras /
subí y nadé como antes nadie /

de veras volteé mi cadáver y mentí

de veras sí, que dije
y cerré los ojos / como esperando.

Dije sí.

viernes, marzo 03, 2006

La oración de Caronte

Tras el funeral, que fue más bien breve, Mikelow paseó hasta llegar a los muelles del “Wide-end”. Los rallos cansinos del mes de marzo se desconchaban en los rizos grises y cobalto del río Hudson. Las gaviotas penduleaban ociosas sobre los mástiles de los pesqueros o las cisternas-ataud de los petroleros, camino del Golfo.

Como si el silencio hubiera llenado los recovecos y estancias nínfulas del corazón, el río se agostaba, se interrumpía mansamente y alcanzaba las aguas del Atlántico. Se asomó a la barandilla, al final del paseo: a sus pies, un pequeño dique, y al fondo, una pequeña embarcación, pintada a franjas negras y rojas, donde el capitán esperaba pacientemente la llegada de su presa. Se pasó, quién sabe cuántas horas, días, hipnotizando el horizonte de fondo. Todo fue en vano.

El tiempo se había consumido por completo, apenas restaba el justo instante para entonar la oración de Caronte.