lunes, abril 11, 2005

Así conocí a Leopoldo María Panero

El primer encuentro no es casual: cada vez soy más escéptico, aunque quisiera imaginar un equilibrio custodiado. Hará cosa de un par de años, aprovechando el día del libro, me di un garbeo por el FNAC de Callao.

Allí, en colaboración con Radio 3, se leían poemas. En realidad, cualquiera podía haberlo hecho. Alguien me llamó para que me apuntara. No recuerdo si fue un amigo o inclusive, un enemigo. Quizás me enviasen un correo electrónico. Por eso, valientemente seleccioné unos versos. Allí me presenté y sin temblar, esperé la anónima cola. Una diminuta muchachita leyó delicados, tibios poemas. Otro, un fragmento sonoro de Rayuela. El anterior a mí, líneas que no recuerdo de un amigo suyo ausente.

Mi epopeya fue breve. Alcé mi voz a las ondas y tal como llegué me fui. Me sentía emocionado, aunque no sabía que lo mejor aún estaba por llegar.

Como premio, en la parte trasera del salón de actos, me permitieron rebuscar, casi a oscuras, en una pila y elegir rápidamente un libro. No dudé y permití que el azar interpretará su comedia: tomé al vuelo un libro de poesía. Era un ejemplar negro, elegante de la editorial Visor. Quizás lo elegí atraído por las exactas palabras “Poesía Completa 1970-2000” y no conocer (bendita inocencia) al autor. Porque el destino es generoso, así me fue presentado Leopoldo María Panero.

“Si no es ahora ¿cuándo moriré?
Si no es ahora que me he perdido en medio
del camino de mi vida, y voy
preguntando a los hombres quién soy, y
para qué mi nombre, si no es ahora
¿cuándo moriré?
Si no es ahora que aúllan los lobos a mi puerta
si no es ahora que aúllan los lobos de la muerte
si no es ahora que está como caído
mi nombre al pie de mí, y boquea, y pregunta
a Dios por qué nací: si no es ahora
¿cuándo moriré?”

2 comentarios:

GVG dijo...

la familia de los Panero es harto curiosa, fueron los poetas malditos de nuestra posguerra, al estilo de Baudelaire, el que tu conociste en la oscuridad de una sala está/o murió en un manicomio, víctima de terribles alucinaciones.

Como en las peliculas, no como los poetas de ahora que hacemos blogs

El paso del ciempiés dijo...

No sé si está en un manicomio, en todo caso esos lugares hace años que no existen en España, desde la reforma de la ley general de Sanidad en el 86. Yo le conocí en un bar de ambiente, ambiente femenino, hace muchos años. Jugaba al billar y le preguntamos si él era él (lo era, eso es seguro) y se negó a sí mismo para que no le molestáramos. Es otro de los libros que tengo pendiente, aunque intuyo que su poesía es demasiado trágica, demasiado pesimista para mí.